Agencia Mirabilia
Vaya, vaya. Esto de presentarse siempre se me hace difícil, pero bueno, ¡aquí vamos! Soy Gamda y hace más de un siglo me vine a estas tierras metido en el bolsillo de un niño sevillano ¡Sí, hace más de un siglo!, lo que entre los míos supone estar en plena juventud.
Nos conocimos en un jardín de La Alhambra durante una tarde de verano. Juan y sus amigos solían corretear entre los patios del antiguo edificio granadino y curioso como soy, un día decidí conocerlo, a pesar de las advertencias sobre los humanos y su comportamiento. Aproveché que descansaba recostado bajo un naranjo y me acerqué a saludarlo. No tengo que explicarte que nuestro primer encuentro lo sorprendió, pues no es habitual que alguien de 12 cm se pare frente a tu nariz y te hablé. Imagino que a estas alturas ya habrás deducido que soy un duende. Tras el asombro inicial, nos hicimos inseparables. Tanto que cuando Juan creció y decidió emigrar, lo seguí. Pronto, en estas nuevas tierras se convirtió en padre y luego en abuelo. Y en otra tarde estival, pero esta vez bajo un parrón, me presentó a la nieta que tenía sentada en su regazo. La niña, a la que le había contado decenas de historias de mundos increíbles, solo me sonrió y me pidió que le relatara mi historia y la de mi familia. Me acogió con naturalidad y esta vez yo fui el sorprendido, ya que no había ningún temor ni duda en su mirada. Juan me guiñó un ojo y comprendí entonces que, a su manera, la había preparado para nuestro encuentro desde que había nacido. Y a partir de ese día, la acompaño, tal como lo hice con su abuelo. Cumpliendo el encargo que este me hiciera, que pronto se convirtió en un pacto entre ambos: “Ayúdala a hacer visible lo invisible. Custodia su curiosidad, pero en especial, su imaginación”.
Y aquí me tienes. Manteniéndome fiel a una promesa y ayudándola a crear y a dirigir “Agencia Mirabilia”. Sé que el nombre es rimbombante (¡qué sonora y alegre es esta palabra!), pero somos una agencia que se ocupa en revelar, mostrar y comentar curiosidades, misterios y saberes del mundo, cual si fuéramos detectives. Y “Mirabilia” me lo sugirió mi bisabuelo (sí, mi bisabuelo. Debes saber que los duendes viven en promedio unos 500 años o más), que según me contó, en los tiempos del Rey Arturo, tiempos de castillos, caballeros, damas y dragones, “Mirabilia” significaba “Maravilloso”. Entonces, ¿hay algo mejor que una agencia dedicada a mostrar las maravillas del mundo? ¡Gran trabajo!
Y en esta genial tarea me ayudará mi familia, que se encuentra repartida por todo el planeta. Los duendes existimos desde el inicio de los tiempos, así que supondrás que tenemos mucho por contar, ya que conocemos cada rincón de la tierra. Así que, de ahora en adelante, esta agencia te comunicará los descubrimientos que hemos hecho durante siglos. Mientras sigo cumpliendo la promesa que hice una tarde de verano: dar a conocer esos mundos que tantos ignoran. Mundos para asombrarse y maravillarse.